En la mañana, la Santa Misa ha sido presidida por el Vicario general Fray Jerzy NOREL, de hecho el idioma polaco la lengua base de la celebración. Todas las celebraciones se realizan en las diversas lenguas de la Orden, para lograr una participación más plenamente en la Misa y en la Liturgia de las Horas.
La homilía de Fray Jude WINKLER ha buscado tocar las conciencias, recordando que frecuentemente nos construimos ídolos que no nos permiten escuchar la voz del Señor. Nos sentimos autosuficientes y sentimos poco la necesidad de la presencia del Espíritu.
Los trabajos en el aula han iniciado con la reflexión de Fray Víctor MORA MESÉN, siempre a nombre del CERC, que ha recordado los sentimientos suscitados en los frailes al leer los textos de la revisión de las Constituciones. La sensación que prevalece en los hermanos es que las nuevas Constituciones tocan la autonomía tanto personal como conventual y provincial; las peticiones de una mayor solidaridad y coparticipación por parte de la Orden son advertidas como una imposición de lo alto. Es necesario repensar la fraternidad como corresponsabilidad, no solamente al interno de la propia realidad local, sino también para con todas nuestras jurisdicciones esparcidas por el mundo.
Siguió una intensa discusión donde todos han evidenciado que es bueno ser sinceros y compartir las propias ideas y sensaciones.
Por la tarde, Fray Zbigniew KOPEĆ hizo una síntesis de los temas desarrollados y de las intervenciones realizadas en el aula.
Después se dio inicio a la presentación del I Capítulo de las nuevas Constituciones por parte de Fray Timothy KULBICKI. Este capítulo inicial toca los fundamentos de nuestro ser Frailes Menores Conventuales; así, los temas reflejan nuestro ser hermanos y menores, según la Regla de San Francisco y nuestra particular tradición conventual.
La discusión ha comenzado con fervor, y así continuará también el día de mañana, dada la crucial importancia de las temáticas.
La jornada se concluyó con la oración y un momento de fraternidad después de la cena.
Las lecturas de hoy son una advertencia contra la actitud de la autosuficiencia.
En la primera lectura, Jeremías recuerda a la comunidad cómo Dios ha cuidado de ellos desde que eran jóvenes, en el tiempo del desierto después de salir (éxodo) de Egipto. Él los ha tratado con amor y gentileza. Pero, una vez entrados en la tierra prometida, el pueblo adoró un espíritu de autosuficiencia. Los israelitas ahora podían cultivar sus alimentos, y han comenzado a pensar que eran dueños de su propio destino. Sus vidas se llenaron de distracciones, creando y sirviendo a dioses de otros pueblos. Cambiaron la fuente de agua viva por cisternas agrietadas.
En el Evangelio se nos habla de pueblos que no quieren escuchar. Jesús ha explicado el mensaje con palabras sencillas, usando parábolas; pero ellos lo rechazaron y no quisieron escuchar el mensaje. Como los israelitas en la primera lectura, ellos se han creado sus propios dioses.
Al inicio de este Capítulo, estas palabras son una fuerte admonición. Debemos despojarnos de nuestra tendencia a la autosuficiencia y escuchar la voz de nuestro Ministro general del cielo: el Espíritu Santo. Debemos humillarnos, abrazar la minoridad para beber en profundidad del agua viva que el Espíritu nos ofrece y no fiarnos de las cisternas rotas, arruinadas, que son el resultado de nuestro egoísmo y arrogancia.