Domingo 19 de mayo
A las 10:00 de la mañana, el Ministro general ha presentado al ponente, Card. Luis Antonio GOKIM TAGLE Arzobispo metropolita de Manila – Filipinas y Presidente de la Caritas internacional.
En su primera intervención, el tema ha sido la “profecía”. Según el Arzobispo todos los religiosos deben cuestionarse acerca del propio modo de anunciar el Evangelio. Nuestro tiempo experimenta la dificultad de la globalización, somos capaces de saber todo de todos, pero nos es difícil anunciar la verdad que salva.
Como anunciadores de Cristo, el mayor desafío que se nos presenta es el de estar demasiado preocupados por las estrategias, las técnicas de la comunicación, como si debiéramos ser expertos en publicidad. En cambio, nuestro hablar debe liberar a las personas, no debe manipularlas como a menudo lo hacen los medios de comunicación, que están más interesados en deslumbrar o impresionar que en ofrecer la verdad.
La solución está en el seguir el modelo de Jesucristo, que siempre ha predicado partiendo de las realidades humanas y concretas, buscando ante todo de entrar en relación con las personas. El mundo necesita testigos. Por esto el Cardenal ha concluido su intervención recordando algunas situaciones concretas, por ejemplo, en Siria, Líbano y Filipinas. En medio de estas realidades, se debe hacer silencio ante la miseria y ante el bien que se encuentra en las personas atribuladas. En esta situación los religiosos pueden ser profetas, anunciando la salvación de Cristo Resucitado y buscando ser auténticos y coherentes con lo que predican.
A las 11.30 horas se tuvo la Concelebración Eucarística en la Basílica Inferior de San Francisco. El mismo Mons. Luis Antonio ha presidido la celebración, acompañado por los Capitulares, los hermanos de la Comunidad del Sacro Convento y numerosos fieles laicos. La simplicidad con la cual Mons. Luis Antonio ha propuesto el Evangelio del mandamiento del amor en su homilía bilingüe (italiano-inglés), ha emocionado a todos profundamente. A las personas casadas las invitó a levantar la mano, y dirigiéndose a ellos, el Arzobispo los invitó a amar al cónyuge y a los hijos como el mismo Jesús nos ama, que nunca nos abandona. Después se dirigió a los religiosos, bromeando por no haber levantado la mano, e invitándolos igualmente a amar a los hermanos como Jesús ama, es decir, estando siempre a su lado.
Por la tarde se tuvo la oración de las Vísperas a las 17.00 horas; al terminar se tuvo la segunda relación sobre el tema de la misión ante los cambios actuales. El Cardenal ha afirmado que la vida humana siempre está marcada por los cambios; el secreto está en tomar cada momento de la existencia como una oportunidad positiva. Del mismo modo, el llamado a la responsabilidad de Ministro general puede ser tomado y acogido como una bendición, más allá de la fatiga que comporta.
Después pidió a cada Capitular hacer un examen de conciencia: ¿qué cambios en nosotros, en los hermanos, en la Iglesia y en la sociedad, deseamos y cuáles tememos? En este momento histórico, el cambio más fuerte tiene que ver con el crecimiento del internet: ¿sabemos ver en él una oportunidad para nuestra misión? Las oportunidades de renovación para la Iglesia son muchas; es necesario tener la capacidad de dialogar, de compartir y de vivir una vida nueva con todos los hombres.
Por último, se tuvo la posibilidad de dialogar con Mons. Luis Antonio. La invitación importante que ha hecho a nosotros Conventuales es la de ser santos, en la simplicidad y en la cotidiana dificultad de cada ámbito social.
Fray Aurelio ERCOLI, cronista.