En este día, la celebración Eucarística ha sido presidida por Fray Bernhardin M. SEITHER, Ministro provincial de la Provincia de Santa Isabel en Alemania.
El Evangelio del día nos ha puesto en frente a Jesús que calma la tempestad y exhorta a sus discípulos a tener fe. En su intervención, Fray Jude ha remarcado la decisión de Pedro de bajarse de la barca para fiarse por completo del Señor. También nosotros debemos hacer lo mismo, sabiendo que, como Pedro, a veces nos hundiremos en nuestra incredulidad, pero que Jesucristo siempre nos hará resurgir.
Tengamos confianza en el Señor y bajemos de la barca.
Hoy la asamblea capitular ha votado la introducción espiritual del Capítulo III: el tema es sobre la fraternidad. En el centro se encuentra el don que San Francisco ha recibido de Dios y que él mismo ha reconocido en su Testamento: “el Señor me dio hermanos”. Como franciscanos debemos siempre regresar a este fundamento; nuestra identidad, antes que nada, es la de “hermanos”, personas que eligen vivir juntos como hijos de Dios, más allá de las diferencias de proveniencia, de cultura, de temperamento, etc.
De las normas aprobadas, recordamos aquello que también en las Constituciones vigentes se repite: la fraternidad se construye. La problemática de siempre, con respecto de nuestro estar juntos, es el dar por descontado que todo funciona en un modo pacífico y sin ningún problema. Está claro que esto es imposible. Con sus seguidores, el mismo San Francisco tuvo que intervenir porque no siempre encontraban el modo justo para compartir la existencia.
Un tema candente en nuestros tiempos es sobre el uso de los medios de comunicación masiva. También nuestras comunidades pueden encontrarse en dificultad en las relaciones personales, cuando se pasa demasiado tiempo usando internet, celulares, etc. Las Constituciones no pueden resolver el problema de las decisiones individuales, pero pueden proporcionar justas indicaciones para el bien de todos, también en el uso de estos medios. El mejor camino siempre es el de poner el bien común por encima del personal. Pidamos mayor luz en nuestra oración, para poder discernir lo mejor también sobre esto.
Cronista: Fray Aurelio ERCOLI