En la solemnidad de la Asunción de la Beata Virgen María, el Capítulo ha tomado un día de pausa de sus trabajos.
El destino elegido, por aquellos que han querido desafiar las previsiones del clima adverso, ha sido Viterbo. Estamos siempre en la región italiana de Lazio, pero esta vez no nos fijamos en las bellezas turísticas, sino que recordamos la grande figura de la Beata Rosa de Viterbo, Terciaria franciscana (hoy diríamos: franciscana seglar) del siglo XIII. En su brevísima vida de cristiana laica ha sabido dar un fuerte testimonio de vida evangélica y de reconciliación. En su ciudad, siempre dividida por peleas internas, ha sabido ofrecerse a sí misma, por el bien infinitamente precioso que es la paz.
En la Santa Misa de las 12:00 del día, presidida por Fray Víctor MORA, se ha recordado y pedido por las víctimas del desplome del puente de la autopista, ocurrido ayer en Génova. En su reflexión sobre los signos bíblicos, Fray Víctor ha puesto en evidencia cómo en el Apocalipsis (primera lectura) la figura de María se encuentre en el centro del mensaje que Dios Padre quiere dirigirnos. Por medio del “sí” de María, nosotros como pueblo de Dios recibimos la vida nueva de su Hijo mismo; Ella, que ha alcanzado ya la plenitud del Reino de Dios, nos ofrece la posibilidad de contemplar aquí y ahora lo que seremos por la eternidad.